14.11.11

De tecnología y compromiso (o falta de)

Encuentro cierto placer en estar al tanto de la tecnología, incluso cuando no soy usuaria. Así, disfruto leyendo artículos que reseñan teléfonos, planes de internet o televisión, softwares maravillosos que al final no son exitosos, etc. No me gusta entrarle a las primeras generaciones por el absurdo miedo a que luego me quedaré atrapada con una versión vieja que no quiero y no puedo actualizar. Claro, lo absurdo es que siempre me quedo sin nada.
Cuando mi hermana cambió su iPhone por el nuevo modelo me regaló su cacharro viejo, y, aunque no tengo plan de datos, lo he disfrutado mucho. Supongo que el hecho de que haya sido un regalo hizo que las expectativas desaparecieran y simplemente lo usara después de desbloquearlo. El uso que le he dado al iPhone ha sido distinto al uso que le doy a todo artefacto tecnológico que tengo. Lo uso "as is". Le he puesto las aplicaciones que me interesan, pero en el corazón de todos los productos apple no existe la oportunidad de personalizar demasiado los settings.
Mis blogs, por ejemplo, sufren de cambios de personalidad constantes. Mis planes de tele o de internet también. Para ser justos, este sin fin de cambios no es exclusivo a mis pocesiones electrónicas, lo mismo pasa con mis muebles, o cosas del baño. Es decir, me acosa la sospecha de que siempre podría hacer un pequeño cambio para mejorar el estado de las cosas. Perfeccionismo, que le llama... de ahí a que lo logre, claro, es otra historia.
Estos días he estudiado con detenimiento qué hacer con mi situación televisiva. Como es costumbre, una vez más encuentras el aparatejo de Apple -precioso- luego una opción que parece ser más práctica y personalizable: Roku y un tercer producto, google tv (que parece que es un flop como el google plus). 
Parece que en el mundo tecnológico impera una nueva dicotomía: compra nuestro producto, lo hemos perfeccionado para que tú no tengas que hacer nada, sólo aprender a usarlo; o bien, compra nuestro producto, en verdad, se trata de tu producto, cámbialo, personalízalo, es tuyo.
Hasta hace poco, y aunque siempre me ha encantado el diseño de apple, disfrutaba muchísimo de la segunda opción. Hoy encuentro que esa opción se ha vuelto caótica y que necesito de un filtro, alguien que piense por mí y me diga, mira, tomando todo en cuenta, este es el producto que te funcionará mejor. He dejado de verle mucho valor a los androids. 
La última cosa que hay que tomar en cuenta, es muy importante, el costo. No puedo dejar de sentir que una vez elegido un camino, tu cartera es suya. El diseño de Apple al final parece que sale caro (en cuanto a la opción de tv). La libertad del usuario no sólo se ve coartada en cuanto al funcionamiento, sino también su libertad de elegir dónde comprar y a qué precio. 
Estoy mal si me cuesta tanto trabajo comprometerme con mi tecnología... soy peor que novia, soy celosa, sospecho infidelidades, y al final que quedo solterona. ¿Dónde quedó mi principe azul?

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