El libro Water for elephants de Sara Gruen cuenta la historia de Jacob Jankovski, un estudiante de veterinaria que termina, por azares del destino, trabajando en un circo. Leyendo sus páginas me acordé de mi infancia y mis sueños de ser cirquera. Siempre he tenido un amor por el espectáculo, una atracción a la magia, a los payasos y una curiosidad por conocer cómo será la vida de las personas que a esto se dedican.
Tanto fue así que de chica, cuando todas las niñas querían ser maestras yo quería ser maga (y lo fui por un corto periodo de tiempo, entreteniendo amigos en la fiesta de cumpleaños de mi hermana-mi gran debut, me gusta pensar). Quién diría que ahora soy yo la que quiere ser maestra...

El circo, para mi, es la expresión máxima del show business. Dejarlo todo para hacer malabares, trucos y piruetas de pueblo en pueblo me resulta fascinante. Imagino que habrá todo tipo de historias: quienes dejan a su familia y a su futuro para conquistar su sueño, quienes huyen de su vida y encuentran refugio en un grupo de desconocidos, y quienes no tienen nada que abandonar, quienes más bien encuentran por fin una vida en el circo. Tal vez mi fascinación sea explicada desde la genética. El hermano de mi abuelo materno dejó su casa en México y cruzó la frontera hace muchos años –antes de que estuviera de moda- para unirse a un circo. Como lo oyen, recorrió el sur de los Estados Unidos haciendo suertes charras como parte de un espectáculo, tal vez como el Benzini Brothers Greatest Show on Earth.
Hoy creo que esta es una curiosidad que nunca llegare a saciar completamente, veo difícil dejar mi vida para unirme a algún circo y, además qué clase de truco podría hacer? Seguramente que ninguno. Me queda, por lo tanto, leer al respecto, porque ni siquiera ir al circo es ya lo mismo. El circo de hoy, poco tiene que ver con el encanto de los espectáculos de antaño.
Una amiga me dijo que los circos le parecen deprimentes, que regresar al circo en su edad adulta acabó con todo el encanto y la magia. Parece que los circos clásicos son una especie en extinción, y que están siendo reemplazados por producciones más elaboradas, más a tono con la sociedad post-moderna como el cirque du soleil.
Sin embargo, creo que todo lo grandioso venido a menos tiene un encanto muy especial, y el circo no es la excepción. La acróbata de cincuentaytantos años y con cincuentaytantos kilos encima, me fascina. La estética de lo deprimente es realmente interesante (pueden ver las fotos de los freaks de Diane Arbus), parecida a la estética de la pobreza. No sólo se trata del morbo por ver personajes espantosos, sino encontrar la originalidad, the uniqueness y ver en ello la historia que cuenta.
1 comentario:
Ame ese libro...la elefanta por Dios que personaje tan original...la mama de Dumbo y Dumbo deben de estarse retorciendo de la envidia. Todo Kinder dije que mi papa era domador y mi mama trapecista (y las maestras solo supieron la verdad hasta el final del ano...suckers), asi que te comprendo. Ahora estoy leyendo Chiquita...en lo que empaco mis madres pa irme a vivir a London. Es sobre enanos y gente rara creo que te va a gustar.
Pero que bonito tu blog!! Felicitancias!!
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