No fue para tanto, y sin embargo...

Las campañas políticas tienen algo de electrizante, lo curioso en el caso de este ciclo electoral en México es que parece que somos los ciudadanos quienes estamos listos para emocionarnos, analizar, debatir y exponer ideas mientras las campañas están en un trance hipnótico que no permite acción y mucho menos emoción. Un vistazo a la agenda de cualquiera de los candidatos parecería desmentir que no hacen nada, pero una visita rápida a cualquier periódico permite ver lo poco que se dice, el poco o nulo fondo de las propuestas, la vaciedad de las palabras. La falta de emoción en cualquiera de las campañas sorprende aún más en los tiempos en los que Obama ganó el 2008 gracias a la campaña basada en "hope" y "change".

Los políticos están acartonados, ensayados, no convencen. Y, sin embargo, nosotros, los ciudadanos, estamos listos para entregarnos ante la más mínima insinuación. Esta es una posible explicación al gran impacto de "la sonrisa de Lupita" o de la edecán del IFE. No ha habido nada más. La enorme cantidad de comentarios, chistes, blog posts, etc, son muestra de que los ciudadanos estamos interesados y politizados. El contenido es consecuencia de que ningún candidato y ningún partido político ha convencido, ni siquiera sorprendido. Ahora sí que como comercial de ron: la cantidad es responsabilidad de una sociedad involucrada, la calidad es responsabilidad de las pésimas campañas y candidatos que hemos visto.

Hoy se pudo leer a través de las redes sociales y escuchar en algunos programas de radio las reacciones a la participación de Enrique Peña Nieto en el foro de la Universidad Iberoamericana. 

Peña Nieto lleva un par de apariciones difíciles y riesgosas (el debate y este foro) y de ambas ha salido bien parado. Si bien pudo haber sido excesivo su énfasis en que es respetuoso de la diferencia de opiniones, puede ser una buena estrategia, y si las tendencias se mantienen para que sea el próximo presidente, ojalá que sea sincero. En la misma transmisión se pudieron escuchar los gritos y consignas, algunas acusando al candidato de ratero, mentiroso o asesino.

Después de leer las reacciones al mismo evento me sorprendí. Al encontrarme lejos del país creí que de algo me había perdido. La reacción de hoy en internet me ha dejado pensando que quizá estamos tan ávidos de algo que estamos exagerando. 

Expresiones de vergüenza por la actitud de los estudiantes no se han hecho esperar. Me pregunto yo, vergüenza de qué, así son las protestas, y protestar es un derecho democrático. Al mismo tiempo, había quien señalaba que Coldwell pedía prácticamente un linchamiento, escuché la entrevista y me llamó la atención el trabajo que le costó convencer a la entrevistadora que él no pensaba que fueran representativos, que habían sido maleducados pero que no había habido agresiones, etc. 

Lo positivo es que a partir de un acto público donde creo que no hubo sorpresas de contenido, un grupo de jóvenes gritando, mostrando pancartas, cosa que puede no ser grave o especialmente llamativa, estamos, como sociedad discutiendo qué es la tolerancia, qué está permitido, qué formas de diálogo queremos, cómo queremos participar y con qué reglas. Es decir, lo que pasó en la Ibero, no fue para tanto, y sin embargo algo importante puede salir de ahí.

Lo más emocionante de estos tiempos lamentablemente no está sucediendo en los mitines, en los foros o en las entrevistas, pero cosas interesantes están sucediendo en las conversaciones, los intercambios, twitter, y facebook.