Así que un día, estando yo leyendo en una banquita un libro de Paul Auster llegó uno de tantos gringos retirados que han ido tomando poseción de San Miguel y se sentó junto a mi. Este señor debe haber tenido unos 70 años más o menos. Me contó que era un artista "muy famoso" -yeah, right! y que se dedicaba a exponer su obra por todo Estados Unidos. Dijo que la mitad del tiempo vivía en Nueva Orleans y la mitad del tiempo en San Miguel. Yo me estaba aburriendo un poco de escucharlo decir lo bueno que era, lo famoso que era, etc.
Cuando estaba a punto de irme, me hizo la propuesta: Dejaría que me pintara -sin ropa- en su estudio? Le dije que no, que no me interesaba y entonces me preguntó que por qué no. Como no le iba a dar todas las explicaciones que pasaban por mi cabeza, simplemente le dije que me aburriría de estar ahí sentada durante horas, con lo que remato con la ahora famosa frase "only boring people can get bored"
La verdad es que se me hizó que tenía un punto, pero no como para convencerme, así que rápidamente inventé una excusa para irme y lo deje ahí sólo en la laza buscando a agluien más que quisiera verse en el lienzo de su estudio.
2 comentarios:
jajaja, como olvidar al gringo viejo. Pero no sabía que era la segunda vez de propuesta indecorosa! Me acuerdo que llegaste muy ofendida (?) no por la proposición, pero porque insinuó que eras aburrida...
Justo ayer me estaba acordando del día que fuimos a la fábrica de quesos y del señor que manejó que tenía verrugas en el cuello. Totalmente aleatorio :)
HEYYYY, yo que le iba a presumir a Julene que ya sabía que era Helena.. porque ahí conocieron a la señora que leía las manos, entre otras lecturas...
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