Primer encuentro bizarro:
Angers, Francia 1999.
De regreso de la universidad a mi casa acostumbraba caminar por una callecita donde había varios restaurantes en donde podía encontrar algo rico y barato para cenar los días que no tenía nada en el refrigerador. Entre esos lugares había un local pequeñitos donde vendían los mejores kebabs de la zona. El dueño del restaurante era un turco de unos cuarenta y tantos años. Una tarde, estaba comiendome mi kebab y me trajo un thé para que lo probara. Junto con el mío, trajo uno para él y se sentó a platicar.
La plática fue muy entretenida, me contó cómo en varias ocasiones había ido a Turquía como guía de visitantes franceses y me explicó las diferentes tradiciones y diferencias que había encontrado en estos viajes. Finalmente me preguntó mi edad, 19 años, y me propuso entonces, que él como hombre experimentado, se podía ofrecer a enseñarme todo lo que una mujer debe saber para tener contento a un hombre de manera íntima.
Como la conversación había sido tan fluída, simplemente le dije que no me interesaba y discutimos unos minutos más. El argumentando por qué me sería útil tal experiencia y yo explicando por qué no estaba de acuerdo. No me sentí mal u ofendida, pero si me dio mucho coraje que nunca pude regresar a comer uno de esos kebabs que tanto me gustaban.
1 comentario:
Jajaja, esa no me la sabía! Y qué manera más formal y lógica de tratar de convencer a alguien de menor edad de tener sexo...
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