De matrimonios y aniversarios.

Tres años casada, tres años en Chicago, tres años en los que hemos construido una vida nueva. Decirlo así de repente es increíble, ya pasaron tres años, es una buena oportunidad de frenar y pensar: deja de soñar en el futuro, esta es tu vida. Y poder contestar con tranquilidad, sí esta es mi vida y me encanta mi vida es lo mejor.

A veces parece que nos tardamos tres años en que todo cayera en su lugar. Pero, cada una de las distintas etapas por las que hemos pasado han valido la pena. Nos hemos conocido, y nos hemos conocido viviendo juntos, viviendo todo juntos. Viajar, cambiarnos de casa, conocer nuevos amigos, estudiar, trabajar, tomar nuestras decisiones, hacer nuestra vida. En estos tres años más que otros en mi vida puedo ver los resultado de mis decisiones. Empezaron desde cero, llegamos a Chicago con una maleta. Hoy, tenemos amigos increíbles, conocemos los changarros de la ciudad, tenemos maestrías, y lo que nos falta...

Parece que hemos ido calibrando o ecualizando nuestra vida, nos hemos ido poniendo de acuerdo, cada quien ha ido encontrando su lugar, donde uno se siente agusto y sabe que el otro también. Donde cada quien tiene su personalidad, pero también somos una unidad. Esto no es tan fácil de conseguir a tus ojos y los de los demás.

Hoy, podemos celebrar lo bien que nos ha ido y podemos hacer planes. Y, sinceramente, la mayor parte del crédito la tiene Fer, tan paciente, tan flexible, tan fácil. Tan ecuánime, tan comprensivo y tan divertido, amiguero y aventado. Lo mejor de todo es la curiosidad que me queda de nuestro futuro, las ganas que tengo de vivirlo y sorprenderme tanto con lo que hayamos hecho como me sorprendo hoy.