6.2.10

De la estética de la pobreza

Viviendo en México siempre me he sentido atraída a la estética de la pobreza. En mayor o menor medida, creo que todos podemos encontrar la belleza en el sufrimiento, e incluso en la suciedad o la miseria. No significa esto que seamos insensibles a lo terrible y al lado humano de la tragedia, simplemente que al verlo estamos entre dos sentimientos. Uno: ¡esto tiene que parar! el otro, que produce cierto placer a la vista.

También por ello, siempre he querido ir a la India, ya que las imágenes que he visto de este país están llenas de pobreza hermosa, de suciedad gráficamente atractiva, Slumdog Millionaire: excelente ejemplo. Tampoco quiero por esto decir que es lo único que hay, ni lo único que quiero ver, pero sí se trata de algo que me llama la atención.

La última fotografía que ví del desastre de Haití cumple perfectamente con los requisitos de los que hablo. Es una imágen bellisima de una situación espantosa. Se trata de un hombre desnudo caminando en medio de las ruinas que antes fueron Puerto Príncipe, la tomó Cristóbal Manuel y la publicó El País.

Después de tanta información y tantas imágenes sobre el terremoto en Haití llegamos a insensibilizarnos, a ver un niño más llorar y pensar que es terrible, pero no sentir nada. Esta imágen nos lleva a verla detenidamente por su belleza y a reflexionar sobre lo que esta belleza esconde. Enmedio de la  estética de la pobreza, de la miseria y de la catástrofe uno llega a sentir, al mismo tiempo, empatía por el jóven que trastornado va caminando entre la muerte que lo rodea.



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