Parece que desde ayer los mexicanos no hemos hecho mas que dos cosas: festejar y cuestionar qué estamos festajando. Por un lado estuvieron los que se fueron al zócalo y de ahí al angel, los que se pusieron una borrachera de aquellas, los más creativos que han creado una serie de imágenes excelentes ejemplificando lo que nos gusta llamar El Ingenio Mexicano, así con mayúsculas. En fin, que la vuvucela, tan odiada en todos lados ya es la vuvu-chela en México: la bebida más pedida.
Está también la otra actividad, distinta pero no menos ensimismada de los mexicanos. La crítica (constructiva o no) de lo que estamos festejando, de la actitud del sí se puede. He notado, sin embargo, que los mismos que se quejan del sí se puede, estaban fascinados con el "yes we can" de Obama, pero eso es tema de otro post. En fin, que hay quien piensa que celebrar un triunfo como el de ayer, que no significa mucho en términos del mundial, es conformarnos con muy poco. Y es que, piensan, hay que exigir más a nuestro equipo, y esa exigencia lo que dice de forma distinta es que sabemos que son buenos, que sabemos que son mejores de lo que han hecho hasta ahora, que les exigimos más porque son capaces de más. Este es el público difícil, el exigente, que cuestiona la "mentalidad mexicana". Parece, sin embargo, que ésta es la "nueva mentalidad mexicana" cada vez más gente está pidiendo que no seamos llamarada de petate, que seamos consistentes. Aunque hay que decirlo, están también los simplemente amargados a los que nada les parece.
Yo me encuentro constantemente deambulando de un lado a otro, del ¡sí se puede!, al ¡ay no manchen! Por un lado quiero ser más exigente y quisiera poder decir, tranquilos, es normal que México gane, no hemos pasado a la siguiente ronda aún, pero ¿y si no pasamos?, no me quiero quedar con las ganas de festejar.
PD. No sé a quién dar crédito por las imágenes, pero ¡gracias!
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