En México comprar y vender artículos ilegales no es ninguna novedad. Hace algunos años en Tepito y las calles del centro podías comprar fayuca "made in China" que entraba ilegalmente al país. Poco después, los puestos de piratería desplazaron a los peatones de las principales calles del centro con sus enormes bocinas y televisiones que mostraban la alta calidad de cd´s y dvd´s que vendían. Estaban también los "corredores" que simplemente portaban un catálogo de programas de computación y tras hacer un pedido te traían la última versión de photoshop o del age of empires. Este tráfico de artículos salió del primer cuadro hace poco con la prohibición de puestos ambulantes, pero es difícil creer que haya desaparecido, más creíble es que se haya mudado.
Hay otro tráfico que tiene una tradición aún más arraigada en México: el tráfico de influencias. Todos sabemos que desde los gobiernos se hacen y deshacen contratos y conseciones a unos cuantos elegidos, ya sean amigos, familiares o prestanombres. El tráfico de influencias era el problema más discutido, el blanco de las quejas ciudadanas. Igual se trafica una resolución judicial que una licitación para construir una carretera. El increíble nivel de corrupción en el país; sin que haya nunca consecuencias para los delincuentes nunca disminuyó sustancialmente, ha sido, en cambio, eclipsado por otro tráfico.
El tráfico de drogas se ha mantenido en la primera plana durante todo el gobierno calderonista. La guerra que declaró el presidente no ha acabado de convencer a la opinión pública de que se esté ganando terreno frente al crimen organizado ni de que la guerra sea ganable. Lo frustrante del asunto es que cuando finalmente se le hace frente a uno de estos tráficos, los resultados no satisfacen las expectativas. La gran facilidad que han tenido los narcotraficantes para producir, transportar y vender drogas les ha permito pensar en nuevos negocios.
Si bien el tráfico de personas no es nuevo, la última noticia de los 72 cuerpos encontrados en Tamaulipas resulta chocante. La función que cumplían los coyotes era la de transportar a las personas que querían llegar a Estados Unidos sin tener la documentación necesaria: el clima perfecto para extorsionar a las personas exigiendo más dinero y poniendo más condiciones a cambio de su transporte al norte.
La matanza reportada el 26 de agosto es ejemplo de cómo todos estos tráficos se han vuelto un verdadero embotellamiento. Personas traficadas ilegalmente desde Centroamérica son asesinadas por negarse a integrar parte del crimen organizado, es decir a contribuir de una u otra manera al tráfico de drogas. Las armas con que fueron asesinadas habían sido, seguramente, traficadas en sentido contrario: de norte a sur. Finalmente, la facilidad con la que los grupos del crimen realizan este tipo de acciones apuntan al enorme tráfico de influencias e información que con sobornos o amenazas obtiene el crimen organizado de parte de las autoridades.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario