Hace unos días Fernando Escalante puso sobre la mesa un tema sobre el que todos hemos reflexionado: la disparidad de oportunidades entre hombres y mujeres. Lo interesante del artículo de Escalante es que critica los foros desde los cuales más se ha hablando en favor de la igualdad: revistas como Letras Libres y Nexos. Escalante revisa en los últimos números de cada revista la proporción de mujeres que han publicado artículos y obviamente encuentra que consistentemente, la gran mayoría de los firmantes son hombres.
En su respuesta al artículo de Escalante, Aguilar Camín hace una encuesta similar en revistas norteamericanas y encuentra el mismo sesgo. No lo usa como excusa, ya que dice Aguilar Camín: nos perdemos (no sólo en Nexos) de un territorio enorme de la inteligencia nacional.
Sin considerarme una feminista acérrima, he de confesar que durante meses, quizá años, he buscado leer más columnistas femeninas. Un poco la razón es porque considero que es más difícil publicar para ellas, y por lo tanto, he de darles mayor oportunidad. Sin embargo, las más de las veces, no termino de leer sus opiniones.
Quitando excepciones notables, la mayoría de la mujeres que publican en diarios de circulación nacional me han parecido peores que sus contrapartes masculinas, algunas veces simplemente me han parecido pésimas. Creo que esto se explica, en parte, porque les dan a las mujeres columnas que están ideadas, según ellos, para mujeres. Los temas que tratan y la manera de abordarlos, en algunos casos resultan penosos.
Después están las revistas especializadas, en donde no encuentro esta diferenciación del contenido entre columnas escritas por hombres o mujeres y veo que la calidad de los artículos es bastante homogénea: no importa el género de quien escriba los textos. La falla está, como apuntan Escalante y Aguilar, en la cantidad. Las explicaciones podrían ser algo así como, a menos mujeres les interesa escribir y publicar en estos foros; las mujeres, en general, tienen menos contactos; hay menos mujeres que escriban artículos de buena calidad.
Gary Becker, en su clase de Human Capital, estudia el problema de la desigualdad y disparidad de sexos en la educación superior y el mercado laboral en general. A través de diferentes pruebas y experimentos ha logrado medir diferentes cualidades y aptitudes de gran número de personas. Encuentra que, en promedio, hombres y mujeres tienen similares puntajes, sin embargo, las distribuciones de cada uno de los grupos son dramáticamente diferentes.
Los hombres son mucho más distintos entre ellos que las mujeres. Es decir, si dividimos a la población en gente con bajo, medio y alto nivel de habilidad, hay más hombres menos hábiles que mujeres, hay más mujeres con habilidades intermedias que hombres y hay más hombres con altos niveles de habilidad que mujeres. Las mujeres están concentradas alrededor del promedio más cohesivamente que los hombres.
Lo que se esperaría, pues, es que tuvieramos excelentes hombres escribiendo pocos artículos. Luego, más mujeres que hombres escribiendo artículos de muy buena calidad; y que a más hombres que a mujeres se les rechazaran artículos debido a su baja calidad. Lo difícil aquí, es que en un estudio se habla de la totalidad de la población y en otro de aquellos que ya se consideran "bueno(a)s escritore(a)s". ¿Cómo llegar a una conclusión imparcial y verdadera?
Lo que se esperaría, pues, es que tuvieramos excelentes hombres escribiendo pocos artículos. Luego, más mujeres que hombres escribiendo artículos de muy buena calidad; y que a más hombres que a mujeres se les rechazaran artículos debido a su baja calidad. Lo difícil aquí, es que en un estudio se habla de la totalidad de la población y en otro de aquellos que ya se consideran "bueno(a)s escritore(a)s". ¿Cómo llegar a una conclusión imparcial y verdadera?
Esta información parece coincidir con los datos presentados por Escalante. Hablando de revistas dónde sólo los mejores pueden publicar, la proporción de hombres es mayor a la proporción de mujeres. Sin embargo, sin lugar a dudas, la proporción no puede ser reflejo de la realidad. Esto no quita que si al azar en la calle, le pidiéramos a gente que escribiera una columna, es muy probable que las mujeres escribirían mejor la mayoría de las veces. Para mí el verdadero enigma estaría en los editoriales de los periódicos, donde hay más oportunidades para publicar.
Creo que esta explicación ayuda a entender parte del problema. Al mismo tiempo, estoy convencida de que hay muchísimas más mujeres que podrían escribir en los foros de más alta calidad y que no lo están haciendo. El problema es complejo, pero al menos, estas mujeres ya tienen la misma preparación académica que los hombres y, seguramente, no falte mucho para verlas en las páginas de las revistas.
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