28.1.11

borders, no more!

Llevamos unos años hablando del libro. No de lo que contiene, sino del objeto físico. Ha habido debates sobre su futuro, expresiones de amor por el mismo y amenazas de muerte; pero como en todo, creo que al final las acciones hablarán más fuerte que las palabras y que los libros, tal como los conocemos, acabarán por ser un objeto casi del pasado.

Hoy me detuve entre el trabajo y la casa llamada por los letreros de "Up to 75% off. Everything must go!" Eran un par de hombres cargando letreros en medio del friísimo invierno chicaguense (o chicagueño... increíble que lleve casi 5 años en esta ciudad y no lo sepa, pero cierto). En fin, llamada en parte por las atractivas rebajas y en parte por el gusto de siempre de dar vueltas por la tienda de libros, entré a Borders a ver qué se me pegaba.

De los libros que ví, los que me interesaron, ya los había visto en Amazon. Incluso con el descuento, eran todos más caros que por internet (incluídos los gastos de envíos). Recordé que cuando desistí de comprar los libros on-line había extrañado poder hojearlos, pero esta vez me encontré queriendo un review y la siempre útil lista de: "gente que compró este libro, también compró..."

Al final, salí desencantada y con las manos vacías. Fue como una triste despedida, pero que me dejó el camino abierto para comprar en línea sintiéndome más a gusto conmigo misma. Claro que no quiero que todas las librerías desaparezcan, pero, de pasar -cuando pase- después de hoy, lo entiendo mejor. Lo que sí me molesta del asunto es que la cultura se despega cada vez más de los más pobres. Si sólo se pueden comprar libros por internet, quien no tenga acceso a la red, tampoco tendrá acceso a ellos. Supongo que la cultura seguirá siendo privilegio de los más acomodados, aunque quizá la publicidad invadirá nuestra lectura y el mercado hará de las suyas.

Sé que no todos los libros desaparecerán, pero sí se volverán caros y especiales. Alguien del Fondo de Cultura ya me contaba hace un año que estudian comprar impresoras especializadas en imprimir un sólo libro, bajo pedido. Vamos, que si en el futuro de verdad te empeñas en tener un libro de papel, lo tendrás. Pero, seguramente, sean electrónicos los que se vendan más.

Me gusta lo que está haciendo el escritor argentino Hernán Casciari con la resvista Orsai. Se trata de una salida creativa al problema que he planteado. Sacó una revista en papel de producción limitada (con costo US$35.00, incluidos gastos de envío) y paralelamente la misma revista on-line gratis. Así el producto físico adquiere cierto carácter exclusivo y la versión digital un mayor público.

En el futuro, seguramente veremos expresiones creativas parecidas que nos saquen del escenario pesimista en el que me estaba sumergiendo. Si bien empecé el post con un Borders no more, refiriéndome a las muy queridas librerías, lo termino con un hopeful Borders no more, en el sentido de no más límites para la información y la cultura. Así que me ahí me quedo yo, entre la naïvité optimista y la nostalgia pesimista.

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