12.1.11

hablar bien, hablar mal


En estos últimos días de publicó la Carta de Amor de Dresser por México. Nunca antes un escrito de la politóloga había tenido un efecto semejante en mi TL de twitter, y me pareció extraño y desproporcionado. La verdad es que el texto no me llamó la atención, me pareció malón. Creí que era un poema medio cursi, con el ya inconfundible tono de Denisse; lo juzgué poco original, ya que me recordó su discurso sobre "los que mueven a México" y porque en el fondo, no decía nada nuevo, es decir sus razones para estar orgullosa de ser mexicana son las mismas que para casi cualquiera de nosotros.

No ha pasado el tiempo necesario para que la inmediatez del twitter de paso a las cadenas de mails que creo que llegarán con el mensaje (a menos que twitter ya haya reemplazado al mail, cosa que sería posible). Ya han empezado a surgir blogs con "su versión" de la carta, y se ha comentado el link en Facebook.

Tal vez me equivoque y el escrito se desdibuje y acabe por desaparecer en pocos días, lo dudo. Lo sí puedo decir que me ha obligado a reflexionar sobre cómo vemos a México, cómo lo vivimos, y cómo lo queremos. Parecemos estar, como sociedad, hechos un nudo y sin poder ver claramente lo que hay. Hay violencia, hay incapacidad del gobierno para proveer paz y dar justicia; también hay, sobre todo en las ciudades, caos, tráfico, ambulantes y viene vienes listos para vernos la cara; pero mientras nos quejamos y criticamos la situación, sabemos todo lo que hay que nos gusta de nuestra vida en México.

Tan enredados y tan hartos estamos del énfasis en lo negativo que un texto como el que acabo de criticar es suficiente para que nos callemos un poco las críticas y demos, aunque sea un gesto modesto, un retuit para que otros lo lean. Pareciera que estábamos urgidos de que alguien públicamente dijera lo que todos pensábamos, lo que todos sabemos, porque todos sabemos por qué queremos a México. Y atinadamente, nos llegó a todos esa infladita de ego que llega con las cartas de amor.

¿Por qué pasó así si ha habido otros esfuerzos por "hablar bien de México? ¿Por qué cuando el presidente pide que hablemos bien de México la reacción es de exigirle que se calle y se ponga a trabajar y cuando aparece una columna que habla bien de México se vuelve TT? Sucede que cuando Calderón sugiere hablar bien de México, parece que nos pide que hablemos bien de él y su gobierno y francamente ni queremos ni podemos. También es cierto que cuando él pide que hablemos bien de México, al menos a mí, parece que me prohibiera hablar de lo que está mal, y me niego. El texto de Dresser sólamente recuerda por qué está orgullosa de ser mexicana sin tratar de minimizar todo lo que no nos gusta. Ahí está la diferencia.

Hablar bien y hablar mal parecen ahora malos términos. Lo que necesitamos es hablar objetivamente, reconocer las fallas y sobre todo proponer soluciones, habríamos de conocer lo que sucede, estar informados, discutir propuestas y, sobre todo, pensar en cómo es el México que queremos y buscar de ese ideal lo que ya hay, no para darle más énfasis, sino para ver por dónde continuar.

Bueno, quedan varios temas pendientes, entre ellos: (1) hablar de México como marca y de cómo hacer buen markeing, ¿se vale? (2) del peligro de "defender lo mexicano" obstaculizando la creación de nuevas cosas igual de "mexicanas" (que podrían ser mejores) (3) las comparaciones entre México y Brazil, ¿nos dicen algo?¿son útiles?, entre otras... pero eso ya será tema de otros posts.

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