23.7.11

La madre de todas las reformas

En México hay muchos problemas que, para ser solucionados, requieren cambios a la ley. Las famosas reformas que parecen siempre estar de moda. No están de moda, son una necesidad para que "el país salga adelante", o sea, para que sea más fácil convivir, para que todos tengamos la oportunidad de vivir mejor: estar mejor educados, tener mejores trabajos, sentirnos seguros, etc.

Sin embargo, parece que a la sociedad civil que pide todas estas reformas y a los pocos políticos que las impulsan, les falta un poco de lógica: la lógica de empezar por el principio. A final de cuentas toda ley lo que busca es regular un comportamiento y la forma de hacerlo es establecer qué se puede y no se puede hacer. Para que los ciudadanos no lo hagan lo prohibido se establecen penas. Hasta aquí todo bien.

Sucede, sin embargo, que sin un sistema de justicia que lleve haga cumplir la ley forma imparcial y efectiva de poco sirve todo lo demás. ¿Para qué cambiamos el sistema político si queda susceptible de ser corrompido? ¿Para qué empezamos una lucha contra el narco sin estar seguros de que al final, el apresado no va a regresar a la calle por falta de evidencias o con un amparo chueco? ¿Para qué pedimos que quiten a Elba Ester si quien sea que ocupe su cargo tendrá los mismo incentivos y, por tanto, se comportará de igual manera?

La importancia de mejorar el sistema judicial del país es enorme, pues es desde ahí desde donde se establecen las reglas del juego. Necesitamos jueces imparciales, ministerios públicos serios, verdaderos peritos, policías honestos, y un largo etcétera. Tener reglas claras, amenazas creíbles, nos permite decidir fácilmente qué hacer y predecir qué harán los demás. Cumplir con la ley deja de ser una decisión moral, sino que para todos es la mejor opción, se eliminan las subjetividades y nos iguala.

A riesgo de sonar repetitiva, pues ya lo había dicho antes por acá, hasta que no haya consecuencias a los actos, poco cambiará en el país. Cuando incumplir la ley sea castigado, entonces valdrá la pena discutir los detalles de las leyes y los cambios a ellas generaran resultados. En un país sin consecuencias, todas estas reformas son inconsecuentes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿No es, un poco, como discutir el huevo y la gallina? Es decir, mejor "ambas dos" a la vez, ¿no? Pues, si de esperar la sociedad utópica -en la que leyes y comportamiento social son la misma cosa - se trata, tal vez nunca "se den los tiempos" para estas reformas que, de algún modo, impulsan mecanismos que hagan que la ley se cumpla mejor (o que existan leyes más realistas, al menos). Ese es un poco el argumento de los que frenan las reformas: "no son los tiempos" (por las razones que sean)... y parece que nunca serán. Un abrazo, buen blog! @JuanPedroFC.

Julene Iriarte Iturbide dijo...

Sí, estoy de acuerdo en que es mejor que haya reforma a que no haya, pero sin un sistema de incentivos que haga que promueva que ciudadanos y políticos cumplan con las reglas, no vamos a ver los resultados esperados.
Incluso creo que habría mejores resultados si no cambiamos las leyes que tenemos pero cambiamos el sistema de justicia para que todos cumplan con las reglas. Simplemente porque el comportamiento se vuelve predecible.
Por eso me sorprende que la gente que se toma el tiempo para presionar a políticos, movilizar a la ciudadanía, etc. no decida promover primero esta reforma que otras.
Saludos Juan Pedro!