1.8.11

Movimientos de la sociedad civil y mis contradicciones

Durante años me he quejado de que desde la sociedad civil no hemos hecho nada para lograr los cambios que son necesarios en México. Ahora me quejo de lo que se está haciendo. Me doy cuenta de mi contradicción, y encuentro que es lo que pasa cuando se pone demasiado énfasis en algo que no hemos visto en acción, olvidamos prever sus defectos. 

En otro post (que se puede visitar aquí) escribí sobre la marcha de Sicilia y de por qué no estaba segura si habría marchado, o no, de haber estado en el DF. Y es que encuentro, principalmente, dos problemas con este nuevo movimiento: primero, una falta de claridad sobre lo que se le exige a la autoridad, una lógica o coherencia en la petición. Por un lado condenan al crimen organizado y al mismo tiempo que no se hable de seguridad en las próximas elecciones. Se envuelve el movimiento en la legitimidad que le da ser víctima, pero se usa dicho estatus para exigir candidaturas ciudadanas. 

Esta idea de la legitimidad de las víctimas, que ha convencido a más de uno, me parece interesante porque parece, por un lado, que tiene más autoridad para exigir a nuestros gobernantes una solución quien perdió un hijo que quien es observador; y por otro lado, tengo la impresión de que se buscan erigir como expertos en el tema quienes han sido víctimas de la violencia. Es decir, se han dejado de exigir soluciones y las han propuesto ellos. Lo que se exige es que el gobierno haga lo que el ciudadano dicta, no resultados sino procedimientos. Estas propuestas pueden ser buenas o malas, habría que estudiarlas, pero siempre debe estar claro que las ideas son buenas por ellas mismas, no por la calidad moral de quien las presenta. 

Ya antes se reunió Calderón con Isabel Miranda de Wallace, Sicilia se ha reunido con varios dirigentes, y he llegado a vislumbrar un doble juego nacido de esta legitimidad. Víctimas que exigen se cumpla cierto programa, y autoridades que buscan el apoyo de estos personajes, reforzando la idea de que ellos saben qué es lo que se tiene que hacer. Por supuesto que es positivo que la autoridad atienda al llamado de ciudadanos, y que son necesarios casos ejemplares para lograr el cambio, no quiero caer en el cinismo total; pero, habría que recalcar que el llamado de ciudadanos es diferente al llamado ciudadano.

Esto me lleva al segundo problema: Algunos de estos ciudadanos no hablan desde la sociedad civil, sino que por momentos parece que quieren hablar por la sociedad civil, y yo, al menos, no me siento representada por todas sus ideas. Es decir, su agenda se ha vuelta tan amplia que tengo acuerdos y disidencias, y está bien, no les pido que piensen igual que yo, pero sí que no se use mi nombre tan fácilmente cuando hacen sus peticiones.

Las críticas, cuestionamientos y elogios a Sicilia no se han hecho esperar, aquí y acá se puede leer sobre su autoritarismo, Warkentin comenta acá que gracias a este movimiento recordamos otras posibilidades de encuentro social, dándole más importancia, me parece, al oficio de Sicilia -poeta- que a sus propuestas concretas. Campos, al igual que Warkentin rescata la labor de activistas que se han acercado al círculo de Sicilia y de cómo esta "sociedad civil" se hace y se deshace para apoyar distintos temas, distintas causas. 

Señalar los defectos de movimientos de la sociedad civil no significa estar en contra de ellos. Pero si se está logrando lo que queríamos: una sociedad civil más activa y propositiva, es un buen momento para empezar a discutir las características y los detalles, después de todo bien dice el dicho: the devil is in the details.  

2 comentarios:

Juan Pablo G dijo...

Me gusto tu post Jul, tengo un par de preguntas que no son dirigidas a ti pero que me tienen un poco inquieto.

¿Hasta que punto el movimiento de Sicilia se "prostituyó" según fueron uniéndose otros actores con su propia agenda? (algunos de estos actores no son santos, Paco Calderón hizo una caricatura simpaticona: ttp://yfrog.com/z/ke10dij

¿Por qué se aprecia tanto que se haya creado un espacio de dialogo con las autoridades para echarles en cara los problemas de inseguridad y violencia, mientras muy pocos mexicanos buscamos acercarnos a nuestros representantes (diputados y senadores) que en teoría son este espacio de dialogo y llevan como 150 años existiendo?

Si revisamos las causas de muerte del país (2008), las principales 10 son:

1)Diabetes mellitus
2)Enfermedades isquémicas del corazón
3)Enfermedad cerebrovascular
4)Cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado
5)Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
6)Accidentes de vehículo de motor
7)Enfermedades hipertensivas
8)Infecciones respiratorias agudas bajas
9)Ciertas afecciones originadas en el periodo perinatal
10)Agresiones (homicidios)

Fuente Sistema Nacional de Información en Salud http://sinais.salud.gob.mx/mortalidad/

Viendo que las principales son cuestiones de salud y mala cultura vial, ¿no debería de armarse un movimiento exigiendo que se prevengan las principales causas de tales y tales enfermedades? o ¿qué para tener una licencia de manejo de verdad se haga un examen y el programa de puntos restados por multas se lleve a cabo?

Me parece que desde que empezó F. Calderón contra el narco (independientemente de si su estrategia esta mal o bien), se puso de moda en los medios criticarlo, lo cual hizo que el movimiento de Sicilia obtuviera mas cobertura porque es fácil hacerle "piggyback" a una noticia mientras te sirva pa seguir con tu rollo...

Evidentemente no soy el mas fans de Sicilia asi que habrá que tomar eso en cuenta.

yo dijo...

Juan,
Son muy buenas las preguntas y qué bueno que no son para mí porque no tengo respuestas. No había visto la caricatura, gracias por mandarla y las estadísticas son muy buenas también.
Me queda claro que Calderón no es nada popular y que algo hay de cierto en que los medios pueden usar cualquier cosa para seguir con el tema. Pero, creo que en la sociedad civil hay muchas personas a las que está convenciendo también.
Hoy en La Razón el nuevo artículo de Rubén Cortés le da con todo a Sicilia.
La pregunta que queda es qué debemos hacer con estos activistas, que por un lado pueden lograr cosas interesantes, sin que se autoproclamen portavoces del pueblo.
Un abrazo!