Por Diego Castañeda (@diegocastaneda)
Muchos de los que lean esto lo harán a sabiendas de qué siempre he sido una persona de izquierda, para mi en gran medida apoyar a AMLO es una cuestión de congruencia simplemente con mi forma de pensar y mis ideales, la izquierda al final de cuentas representa el ideal de una sociedad justa e igualitaria donde el progreso social y económico sea una realidad asequible y donde la igualdad de oportunidades y la libertad sean prioridad.
Entiendo que para muchos AMLO pueda representar una izquierda un tanto anacrónica, juicio qué a mi punto de vista es demasiado severo, pues si bien no es la social democracia qué muchos anhelamos y se ven en otras partes del mundo, tampoco es una izquierda marxista, ni mucho menos el vestigio de los viejos movimientos que plagaron América latina en el siglo XX. Con sus vicios y virtudes la izquierda mexicana aun representa ese ideal de justicia social e igualdad y es reflejo de nuestra sociedad.
Para muchos no será lo ideal, pero como nos dice Amartya Sen en “La idea de la justicia” debemos combatir la injusticia en el terreno de la realidad, no con lo qué quisiéramos pero no existe.
Es justamente en este marco qué AMLO es a mi punto de vista la mejor alternativa presente para hacer frente a los profundos retos actuales y los qué el futuro próximo presentara al país. Somos un país con un gran porcentaje de su población atrapado en la pobreza, realidad qué a todos nos afecta y qué no podemos ni debemos dar la espalda, es ahí donde muchos de nuestros problemas de seguridad encuentran tierra fértil; somos un país qué por muchos años se ha visto atrapado en el estancamiento, ¿crecemos? si, pero no lo suficiente para generar empleos, ¿hemos cambiado para bien en algunas cosas? La respuesta también es si, pero no hemos atacada la raíz de nuestros problemas más urgentes y por lo mismo no los hemos podido resolver.
De seguir igual, de optar por las otras alternativas qué representan la misma inmovilidad. Corremos el riesgo de vernos atrapados en el retrato de la sociedad del novelista Stanislaw Lem qué en “Un Minuto Humano” nos dibuja una sociedad pasmada frente a los hechos, solo testigo de una pila de estadísticas negras, tantos pobres más, tantos desempleados más, tantos muertos más… o por el otro frente a la distopia de Ray Bradbury en Fahrenheit 451 una sociedad ignorante, dirigida desde un monitor donde la telecracia dice qué debemos pensar o hacer,qué podemos saber y qué no, abdicar la soberanía popular a la soberanía mediática podrá sonar dramático pero no es tan lejano de nuestra realidad.
El diagnostico económico realizado por AMLO y su equipo es en su mayoría acertado, altas ineficiencias en los sectores público y privado, un desequilibrio de precios importante en la economía causado en buena medida por los monopolios y la falta de competencia, una de las peores recaudaciones fiscales del continente, salarios muy bajos, hoy en día el salario mínimo tiene el 23% del poder adquisitivo que este tenia hace 35 años, falta de inversión tanto pública como privada y una necesidad de desarrollar infraestructura en diversos sectores, una política industrial propia, la falta de interés e impulso a la ciencia y uno de los más difíciles, la informalidad, México tiene un sector informal que se ubica entre el 30 y 40% de la población activa, no solo estos trabajadores informales no pagan impuestos y tienen una menor productividad, tampoco tienen acceso a una seguridad social, salud principalmente. Un estado qué pueda garantizar los mínimos de seguridad social, salud ,alimentación educación es un propósito y misión de la izquierda y AMLO es el único que plantea desde su diagnostico esto y por lo tanto el único qué puede ofrecer soluciones a ellos partiendo de su comprensión, son cambios necesarios si este país ha de dejar de ser lo qué es y volverse lo qué puede y debe ser.
Parafraseando una platica entre colegas: Para que este país regrese a una senda de crecimiento sostenido, se necesita de una destrucción creativa (tal cual como dirían Schumpeter o Dixit ) mediante un cambio tecnológico; La estructura económica del país esta determinada por el status quo de su economía política. Para cambiar al país, se necesita un estado qué no este capturado por los distintos grupos económicos y de interés. El único con la voluntad política para llevar acabo dicha destrucción creativa es AMLO.
Necesitamos un estado fuerte, un estado que sea capaz de regular la vida política pero sobre todo económica en el país, pero para eso es necesario qué este sea verdaderamente autónomo, es necesario como también nos dice Douglas North padre del nuevo institucionalismo económico, qué las instituciones cambien, qué se reconstruyan o se generen nuevas, la vida institucional de nuestro país es en igual medida cautiva como el estado mismo, es aquí donde es necesaria la destrucción creativa, debemos rescatar y si es necesario destruir las instituciones obsoletas o disfuncionales y reconstruirlas nuevamente, qué estas no sean rehenes de grupos de interés ni de la informalidad qué nos plaga, necesitamos alinear los costos con los beneficios como dice North, en cada parte de nuestra sociedad sobre todo en nuestras instituciones formales e informales.
Debemos rebelarnos frente a la parálisis, deshacernos del lastre que representan estos grupos económicos y de interés qué tienen divido al país entre una dualidad social y económica. por un lado tenemos mercados desregulados dignos del capitalismo más salvaje y por otro estructuras económicas sacadas de una sociedad pre capitalista; municipios tan ricos como cualquiera y municipios tan pobres como cualquiera, estas desigualdades están en el corazón de nuestros problemas.
Quedarnos inmóviles es condenarnos a “morir” el movimiento es vida, las otras alternativas solo representan distintas facetas del mismo status quo,la restauración priista o la inmovilidad panista. Einstein decía qué la definición de la locura es hacer lo mismo y esperar tener distintos resultados; es tiempo de hacer algo distinto de atacar los problemas de raíz y no solo en la retorica, qué todos nos quitemos el miedo al cambio, qué votemos por la movilidad del país, sea cual sea nuestra ideología sea de izquierda o no, no esta en el mejor interés de nadie en esta sociedad el optar por la parálisis económica, política y social que ha definido la vida pública e institucional de México.
La única alternativa de cambio qué existe es esta por ello es necesario vencer el miedo, las filias y fobias sobre el cambio y continuidad, el país nos pide al menos ese acto de valentía, al final como diría Camus cuando este cita a Nietzsche en el Hombre Rebelde “El derriba para crear” el País necesita recrearse y todos nosotros junto con el.
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