19.9.11

de cumpleaños, mentiras y fantasías.

¿Dices una mentira si lo que dices tú crees que es verdad? Hoy cumplo años, y cuando abrí El Universal para ver qué ha pasado en estas 24 horas encontré algunas historias del terremoto de hace 26 años. Yo tengo la mía; o creí que la tenía. Buscando por ahí me he dado cuenta de que mi historia, de la que tengo recuerdos clarísimos, además de una foto para probarla, tal vez sea ficción, un producto de mi imaginación.

Mi historia es la que sigue: Lista para ir al colegio, con el uniforme puesto empece a escuchar un clic clic clic, eran los cuadros del cuarto de la tele que se movían haciendo ese ruidito cada vez que chocaban de regreso contra la pared: clic! Mi mamá, que era la única que conocía la existencia de los terremotos y sus consecuencias, nos tomo a mi hermana y a mí y nos pusimos abajo del marco de la puerta de mi recámara rezando.

Mi papá mientras tanto estaba en la regadera. Algún grito le habrá pegado mi mamá para que saliera. Ahora sé que una vez secado y vestido se fue de volada al centro de la ciudad donde está su negocio, justo delante de la Súper Leche que a pesar de caerse, por suerte, no lo hizo encima del trabajo de mi papá.

Todo esto es verdad y es comprobable.

A mis cinco años, lo que más me preocupó fue que ese viernes iba a ser mi fiesta, y que tuvo que ser cancelada. No me importó mucho que se cancelara la fiesta, pero es que yo tenía un invitado especial, y bueno, no pudo venir a mi casa por que había temblado.

Ese invitado era Plácido Domingo. Semanas antes había participado yo, junto con algunos amigos y primos en un especial de Cri-cri en el que Domingo, Emanuel y Mireille Mathieu (aún me gustaría saber por qué habrán invitado a esta francesa a cantar los clásicos infantiles mexicanos, pero bueno…) cantaban las canciones de Francisco Gabilondo Soler.

Ahí, disfrazada de lo que yo decidí que era una jirafa me topé con Plácido Domingo. Supongo yo que había oído su nombre en mi casa y escuchado algunas de sus canciones, pues mientras me cargaba para tomarme una foto lo invité a mi fiesta. Claro que sí, fue su respuesta. En fin, la respuesta de la que yo me acuerdo. ¡Plácido Domingo vendría a mi casa, a mi fiesta! No sé bien si esperaba que fuera un invitado más o si creí que sustituiría al mago o payaso en turno y nos entonaría algunas notas.

Esta es la parte de la historia de la que no me siento cien por ciento cierta. No, de si salí o no en la tele ni de si conocí a Domingo o no. Para eso tengo videos y fotos. Creo que invitarlo a mi fiesta también es casi seguro. Lo que no me queda claro es si no fue por culpa del temblor o si simplemente no se presentó. Esto porque me está resultando difícil encontrar una línea del tiempo que respalde mis alegatos.

En fin, que no sé si fue todo el mismo año, lo de cri-cri y el temblor. Años llevo contando la historia y es una historia que me encanta y que me encanta contar. Este es el problema de andar buscando evidencias de todo y para todo. La historia es linda, eso debería de bastar, ¿no? Hasta ahora, incluso si no es cierta, creo que no era una mentira, a lo sumo una equivocación, algo que a todos nos pasa con las memorias infantiles, que creemos que las tenemos pero que las hemos fabricado a base de comentarios, fotos, etc. Pero ahora que encuentre la verdad, si resulta ser una historia imposible, ¿la tengo que dejar de contar? Creo que mejor seré mentirosa.

1 comentario:

Paco dijo...

Que onda Julene, muy buen blog, yo tambien estuve en el temblor y tengo varios recuerdos parecidos, claro sin incluir a Placido. Muy cierto lo de las medias verdades que viven en nuestra memoria pero curiosamente son de las mas disfrutables, percepciones que sacan una sonrisa